Los niños no tienen miedo a volar, lo aprenden de los adultos.

 

 

¿Comprendes tus miedos?

 

La mayoría de los niños no tienen miedopues aprenden a montar en bicicleta, y casi todos ellos durante este aprendizaje, incluso cuando ya dominan esta destreza,tienen caídas en las que sufren daños “importantes” o al menos bastante dolorosos. Sin embargo, también la mayoría de ellos continúan montando en bici, e incluso cayéndose a pesar de haber sufrido daño. La edad en la que comienza el aprendizaje de esta habilidad motriz varía entre los 4 y los 6 años.

Diferenciar qué situaciones nos producen que miedos, nos ayudará a tratarlos y afrontarlos correctamente.

 

Reflexionando sobre el miedo a volar

 

Una de las concentraciones del Centro Andaluz de Entrenamiento de Escalada (CAEE) acordamos tanto el entrenador como yo, que fuese la asistencia a la 2ª prueba de la Copa de España de Escalada de Dificultad. Nuestros objetivos eran establecer una evaluación inicial del estado psico-físico de los deportistas del CAEE, conocer su estado emocional respecto a este tipo de pruebas y establecer un punto de inicio de nuestro trabajo respecto a ellos.

 

Grupo de jóvenes en la 3ª Prueba Copa Andaluza de Escalada de Dificultad 2017

Mientras estaba en la competición, se acercó uno de los entrenadores de los equipos de otra Federación para consultarme cómo podía quitarle el miedo a volar a uno de sus chicos, que tendría unos 12 años. Me comentó que lo había intentado todo, a lo que le respondí que si lo hubiera intentado todo, el chico ya no tendría miedo. De forma, que me fui a charlar con el chico. Le pregunté si le gustaba montar en bici, y me dijo que sí. Le pregunté si alguna vez se había caído con la bici, y me respondió que muchas veces. Y le volví a preguntar si se había hecho mucho daño alguna de esas veces,y me dijo que síEntonces le volví a preguntar si seguía montando en bici. Y me dijo: ¡claro que si!

Tras esta conversación yo no entendía porque ese niño tenía miedo a volar.  Entonces, le pregunté si se había caído escalando y me dijo que SI. Le pregunté si se había hecho daño, y me respondió que ¡No! Ahora sí que, ya no entendía nada. Así que le pregunté que entonces por qué tenía miedo. Y me respondió que tenía miedo a las alturas.

 

Solucionado el miedo a volar, puesto que el chico no tenía. En este caso, el chico tenía miedo a las alturas. Y no es lo mismo, trabajar para eliminar el miedo a las caídas que el miedo a las alturas. El entrenador estaba tratando de eliminar un miedo a volar que el niño no tenía.

Esto me hizo reflexionar sobre el origen del miedo en el caso de los niños que temen “volar”, ya que en el CAEE nos habíamos encontrado varios casos. Y es que,tan importante es identificar el problema real de la persona como determinar la causa o el origen del mismo.

¡Los niños no tienen miedo a volar!

 

Las investigaciones recientes sugieren que lo más parecido al miedo innato es el reflejo de Moro que aparece en recién nacidos de manera involuntaria como respuesta a un fuerte e inesperado ruido, o cuando el bebé siente que se está cayendo de espaldas. 

Tras leer esto podríamos pensar que que el miedo a volar escalando proviene del reflejo del Moro, pero si fuera así todos los niños experimentarían miedo ante las caídas en la práctica de la escalada. Y esto no sucede.

 

En neonatología, el reflejo de Moro (también llamado respuesta de sobresalto; reflejo de sobresalto y reflejo de abrazo) es uno de los reflejos infantiles

A partir de los 4 meses la sangre de la madre empieza a nutrir el cerebro del niño, de forma que el neonato está experimentado el mundo de la misma manera que lo hace su madreen términos de la neuroquímica del cerebro. Por lo tanto, el niño está siendo preparado en el seno materno para el mundo que la madre está experimentado. Se solía pensar que el niño venia como una hoja de papel en blanco. Pero en realidad, el niño viene al mundo sintonizado con la madre. Sin embargo, aunque esta bioquímica experimentada durante el embarazo, nos hace más o menos vulnerables a experimentar el mundo de una determinada forma (temperamento), el cerebro de los niños en términos de experiencias es una “tábula rasa” cuyo trazado se va conformando mediante la educación, sus propias experiencias y las relaciones sociales

También conocido como temor. El miedo aparece cuando crees que vas a sufrir daño. Si el miedo crece muchísimo, se convierte en terror y entonces pierdes el control. El miedo puede servirte para estar alerta ante el peligro, pero el terror te paraliza y no te deja pensar. Se puede sentir miedo ante lo desconocido, pero también asombro.

En el caso de las emociones más básicas (miedo, alegría, tristeza, angustia) su desarrollo podría comenzar a partir de los 2-3 años de edad.Los miedos se van aprendiendo y tienen unas raíces fundamentales como son la cultura (la sociedad impone unos miedos determinados), la educación (si a mamá/papá le dan miedo los bichos, al bebé también, porque aprende de la madre/padre) y las relaciones sociales(con sus iguales o con otras personas de su entorno, entrenadores, por ejemplo).

Además, el desarrollo de la regulación de la emoción infantil, necesaria para controlar el miedo y otras emociones, está influenciado por las formas en que las exposiciones prenatales dan forma al temperamento infantil y se modifica aún más mediante la atención tras el nacimiento.

Consecuencias en torno al miedo


A pequeña escala, estas sensaciones que se viven como desagradables por parte del niño o adolescente pueden cumplir una función de supervivencia en el sentido de apartarle de situaciones de peligro potencial (no acercarse a ciertos animales,no entrar en sitios oscuros, etc.). Sin embargo, la escalada deportiva no es un deporte más peligroso que el fútbol, el baloncesto, el esquí o la BTT, por ejemplo. De forma que, este miedo no obedece a ninguna causa real de peligro potencial o se sobrevaloran las posibles consecuencias, llegando a condicionar la ejecución deportiva del niño y alterar sensiblemente su capacidad para aprender nuevas destrezas necesarias para la escalada (lanzamientos, bloqueos largos, etc).

Conclusión

En definitiva, si un niño después de experimentar múltiples caídas en bici y hacerse bastante daño sigue montando en bici y no tiene miedo, en muchos casos, el miedo de los niños en la escalada deportiva es condicionado por los adultos que los rodean, ya que algunos tienen miedo tanto habiendo experimentado caídas con y sin daños e incluso sin haber sufrido ninguna caída. Durante mi experiencia trabajando con niños/as en escalada aquellos/as a quienes no se les ha extinguido el miedo ha sido por la influencia de factores relacionados con su entorno , donde no he querido o no he podido intervenir.


Autor colaborador

Licenciada en Psicología. Nº Colegiada. AO09865

Master de Psicología de la Actividad Física y Deportiva

Master Neurociencia Cognitiva y del Comportamiento

Investigadora proyecto CHIPPER (Climbing High Performance Project) y miembro de la International Rock Climbing Research Association. Además, cuenta con varios años de experiencia como deportista de alto rendimiento, lo que le ha permitido unir dentro de sus artículos e investigaciones dos de sus grandes pasiones, la escalada y la psicología.


 

Referencias

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  • Thomas, J. C., Letourneau, N., Campbell, T. S., Tomfohr-Madsen, L., & Giesbrecht, G. F. (2017). Developmental origins of infant emotion regulation: Mediation by temperamental negativity and moderation by maternal sensitivity.Developmental Psychology, 53(4), 611-628. doi:10.1037/dev0000279
  • Brooker, R. J., Kiel, E. J., & Buss, K. A. (2016). Early social fear predicts kindergarteners’ socially anxious behaviors: Direct associations, moderation by inhibitory control, and differences from nonsocial fear. Emotion (Washington, D.C.), 16(7), 997-1010. doi:10.1037/emo0000135 
  • Langerock, N., van Hanswijck de Jonge, L, Bickle Graz, M., Hüppi, P. S., Borradori Tolsa, C., & Barisnikov, K. (2013). Emotional reactivity at 12 months in very preterm infants born at <29 weeks of gestation. Infant Behavior & Development, 36(3), 289-297. doi:10.1016/j.infbeh.2013.02.006
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